Hidroterapia: múltiples aplicaciones en belleza y salud
Desde épocas remotas, la hidroterapia se ha utilizado en el tratamiento de diferentes patologías y para mejorar cuestiones estéticas. Es así que los antiguos griegos empleaban los baños terapéuticos con ese fin. Otro tanto sucedió históricamente en China, donde el agua es un ingrediente vital en la medicina tradicional.
Por supuesto, con el paso del tiempo las opciones se han multiplicado y hoy la hidroterapia está al alcance de cualquier persona, como un servicio más de belleza y salud. De esta manera, baños, saunas o duchas aprovechan las propiedades reparadoras y curativas del agua.
Algunos de sus principales beneficios son la estimulación del sistema inmunológico, el fortalecimiento de la circulación sanguínea, la optimización de los procesos digestivos, un fuerte mejoramiento de la textura de la piel, el alivio para distintos dolores y la posibilidad de liberar tensiones acumuladas.
La hidroterapia no solamente mejora la textura de la piel, sino que además permite obtener un interesante efecto antienvejecimiento. Al mismo tiempo, colabora con la eliminación de toxinas y disminuye el estrés, un mal de nuestra sociedad que puede provocar efectos negativos en la piel.
Aunque la hidroterapia aporta muchos efectos positivos, también hay que tener en cuenta algunas precauciones al desarrollar esta técnica. Los enfermos de diabetes, por ejemplo, deben evitar la aplicación de calor en pies y piernas. En el caso de las personas que sufren esclerosis múltiple, patologías relacionadas con la presión sanguínea o mujeres embarazadas, deben obviarse los baños calientes de inmersión durante períodos prolongados de tiempo.
Por supuesto, con el paso del tiempo las opciones se han multiplicado y hoy la hidroterapia está al alcance de cualquier persona, como un servicio más de belleza y salud. De esta manera, baños, saunas o duchas aprovechan las propiedades reparadoras y curativas del agua.
Algunos de sus principales beneficios son la estimulación del sistema inmunológico, el fortalecimiento de la circulación sanguínea, la optimización de los procesos digestivos, un fuerte mejoramiento de la textura de la piel, el alivio para distintos dolores y la posibilidad de liberar tensiones acumuladas.
La hidroterapia no solamente mejora la textura de la piel, sino que además permite obtener un interesante efecto antienvejecimiento. Al mismo tiempo, colabora con la eliminación de toxinas y disminuye el estrés, un mal de nuestra sociedad que puede provocar efectos negativos en la piel.
Aunque la hidroterapia aporta muchos efectos positivos, también hay que tener en cuenta algunas precauciones al desarrollar esta técnica. Los enfermos de diabetes, por ejemplo, deben evitar la aplicación de calor en pies y piernas. En el caso de las personas que sufren esclerosis múltiple, patologías relacionadas con la presión sanguínea o mujeres embarazadas, deben obviarse los baños calientes de inmersión durante períodos prolongados de tiempo.
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